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Vértigo es lo que provoca mirar al sector del acero en Europa que, tras haber superado la crisis económica, ve truncarse su incipiente recuperación por la competencia desleal del dumping del acero chino. El gigante asiático ha inundado Europa con un acero a un precio hasta un 60% inferior a su coste de producción, sin que las autoridades comunitarias estén reaccionando ni con rapidez, ni con la intensidad que demanda el sector.

La indignación de la industria europea es máxima, están en juego más de 600.000 puestos de trabajo directos en el Viejo Continente (60.00 empleos en España) y se percibe que desde la Comisión se reacciona tarde y mal.

La situación podría agravarse muchísimo más si, como solicita China, se le reconoce el estatus de “economía de mercado”, debate que está en el seno de la UE y que de fraguar echaría por tierra todas las medidas antidumping.

Andrés Barceló, director general de la patronal española del acero Unesid, insiste en que “el problema no son las importaciones de acero de china, sino que tiran los precios por debajo de costes en una estrategia de competencia desleal”.

Barceló está indignado por la última medida antidumping de la UE, en este caso para cierto tipo de barras corrugadas para hormigón, que han acaparado el 44% del mercado europeo en sólo dos años. A pesar de que se ha demostrado que el precio chino era hasta un 66% inferior a los costes de producción, la corrección fijada por la UE se limita a una tasa de entre un 9% y un 13%, gracias a la regla “buenista” comunitaria del “derecho menor”. Para Barceló esto es “tratar de curar con una tirita a una persona a la que se le ha amputado un miembro” y se pregunta cuál hubiera sido la contundencia de EEUU si el_dumping_ chino hiciera peligrar su industria.

Manifestación en Bruselas

El próximo 15 de febrero, los sindicatos y la patronal siderúrgica europea Eurofer se manifestarán juntos en Bruselas para reclamar a la Comisión Europea que ataje el dumping y defienda a su industria y a sus trabajadores.

También acudirán los sindicatos y la patronal española, porque como señala José Ignacio San Miguel, secretario de la Federación del Metal de UGT, “en este tipo de cuestiones los sindicatos y la patronal Unesid vamos de la mano. Tenemos muy claro que hay que defender el acero europeo”.

Tormenta perfecta

En España hay unas 46 empresas relacionadas con el acero y su primera transformación, que mueven una facturación global de unos 14.000 millones y da empleo directo e indirecto a 60.000 personas.

En conjunto en España hay 22 plantas de acero (1 de horno integral y 21 acerías de arco eléctrico) más otras 40 plantas de tratamiento, laminación, etc.

Se trata de un sector muy intensivo en capital y que requiere de constantes innovaciones, de ahí que cada año se invierten en España una media de 300 millones de euros en actuaciones de mejora y mantenimiento de instalaciones. Asimismo, se trata de una de las actividades industriales con mayores tasa de reciclaje, puesto que las acerías españolas consumen cerca de 11 millones de toneladas de chatarra para producir nuevo acero.

El consumo aparente de acero en España ronda los 11,5 millones de toneladas (Tn), con una producción propia de 14,2 millones de Tn, ya que un aparte va a exportaciones.

Andrés Barceló insiste en que el dumping chino “nos coloca en un momento terrible para la industria siderúrgica”, que se ve agudizado en una espiral que casi lleva hacia una “tormenta perfecta” si se suman las medidas proteccionistas que sobre le acero están adoptando países como Argelia, Marruecos, Brasil, etc. Barceló se indigna afirmando que “no podemos ser los niños buenos de la clase, esos a los que todos patean”, al enumerar el dumping chino, las barreras proteccionistas, etc.

El hándicap de la electricidad

Si el panorama descrito fuera poco, en el caso español, hay una especificidad que penaliza la competitividad de la siderurgia frente a al resto de la industria europeas: el precio de la electricidad.

De las 22 acerías que hay en España, solo hay un gran horno integral, mientras que las otras 21 instalaciones tienen hornos de arco eléctrico, que resultan muy penalizadas por unas tarifas energeticas muy superiores a las de Alemania, Francia, etc. Sólo los costes energéticos representan el 25% de los costes totales del funcionamiento de las acerías.

Tanto Andrés Barceló, de Unesid, como José Ignacio San Miguel de UGT, han pedido en reiteradas ocasiones al Gobierno que busque la fórmula de no penalizar a la industria con la electricidad.

Asimismo desde el País Vasco son constantes las llamadas a la racionalización de las tarifas eléctricas industriales por parte de la consejera de Competitividad, Arantxa Tapia, y de la patronal Confebask.

La acería de Sestao, apagada

Al estilo de Odisea en el Espacio, el proceso de apagado del horno eléctrico de la Acería Compacta de Bizkaia (ACB-ArcelorMitttal Sestao), ha supuesto un shock semejante al de ver enmudecer al superordenador Hal 900.

El horno eléctrico de Sestao, en el que trabajan 335 personas, que se alimenta de chatarra y electricidad, se apaga esta semana, sin fecha prevista de reencendido. ArcelorMittal explica su decisión por la imposibilidad de competir con el dumping chino (lo que también les ha llevado a ajustar otras plantas en Europa) a lo que se suma alto coste eléctrico en España. Toda las instalaciones de ArcelorMittal de España están bajo esta sombra, salvo el horno integral de Asturias, al que ha trasladado producción.

Condesa, Gerdau y Celsa

Los nubarrones del acero también afectan a otras grandes firmas como Condesa, Gerdau o Celsa. Tras un año paralizada parece que el futuro del grupo alavés Condesa puede despejarse. ArcelorMittal y un grupo de bancos, liderado por Santander y BBVA, evitaron el concurso de Condesa al capitalizar sus 325 millones de deuda. Ahora, tras el beneplácito de Bruselas, Condesa entrará en el Proyecto Phoenix, fondo de rescate para compañías sobre endeudadas, vigilado por N+1 y McKinsey.

Por su parte, los 2.500 trabajadores de Gerdau Europa (antigua Sidenor) están en vilo tras ver cómo la matriz brasileña les pone el cartel de ‘Se vende’. El Gobierno vasco trata de intermediar en el proceso, con el objetivo de preservar la actividad y los proveedores.

Tampoco pinta despejado el horizonte del grupo Celsa, la mayor industria familiar no cotizada catalana, que da empleo a 6.700 personas. Afectada por la invasión del acero chino y los costes eléctricos, la familia Rubiralta quiere que los bancos le amplíen más allá de 2018 los plazos de pago de su deuda, que ronda los 2.700 millones. Con una facturación de 3.900 millones en 2014, esperaba volver a beneficios en 2015 , pero con la situación que vive el sector estas previsiones no se ven ya tan claras.

El viacrucis de los tubos

Al subsector de tubos, que en España tiene a dos grandes firmas, los grupos Tubos Reunidos y Tubacex, se le complica más el panorama con el petróleo. La caída del precio del crudo ha paralizado a nivel mundial las inversiones de oil&gas y fracking. La cartera de pedidos de ambas compañías está bajo mínimos y sin perspectivas inmediatas de recuperación.

Tubacex se mantienen en beneficios por sus plantas en el exterior, pero Tubos Reunidos ya perdió 8,5 millones en septiembre. Hasta ahora ambas han aguantado sin medidas traumáticas gracias a los recortes de gastos y a su bajísimo endeudamiento, pero no queda mucho margen de maniobra. Se atisban medidas laborales duras, baste ver como la francesa Vallourec anuncia despidos para 1.500 personas.

Fuente: El Economista